10/04/2012

La eterna lucha de la irracionalidad, Luis Pérez González

La mala suerte envuelve mi ser, 
la dama que viste mis sueños escapa de mi haber, 
la persigo por los recovecos de mis pensamientos pero es imposible de coger, 
válgame por los dioses el cielo, qué me pasa con esa mujer...

Me cautiva y me camela, y cedo ante su pasión, 
los caprichos de la vida, yace con otro señor, 
los tintineos suenan melancólicos dentro de mi corazón,
y mi sangre recorre mis venas sin determinación...

La esperanza me renueva, pero al mismo tiempo me desploma la realidad,
los tintineos siguen sonando, ahora con voces corales que acompañan mi verdad, 
difícil el amor en mi vida siempre va a estar, 
normalmente algo me lo querrá desbaratar...

La tormenta me persigue, los pelos se me engallinan,
los ojos se me humedecen, el mal de estómago se me complica,
el ardor de mi alma crece, y mis palabras gritan mudas en mi ira,
la quiero demasiado, y mi ser por su amor suspira...

Tú, bonita como ningua, dulce como la miel en primavera,
tú, que con tu mirada candente resplandeces cualquier virtud masculina, 
tú, que con tu sonrisa sacas suspiros hasta a las flores más ladinas,
tú, simplemente tú, enteramente tú; tú...sólo tú. Toda tú que me fascinas...

Aquí te escribo sin derroche, en esta solitaria noche,
te escribo agridulce por desearte y no poder estar a tu lado, 
quiero reflejar mi admiración por ti en algún extracto y que no quede como papel mojado, 
y esto que lees se convierte en ese humilde legado...


Oh! mujer de mis anhelos, que por ti esperaría toda la vida,
increíble dama de mis desvelos, que gracias a ti renací de forma desmedida,
susúrrame que me quieres, susúrramelo al oído sin prisas,
canturréame dándome consuelo, al menos así sabré que por mí algo suspiras...

Ahora el torrente de mi sangre galopa a paso prieto dentro de mi cuerpo,
de repente tus palabras me recobran a la vida dándome tu aliento,
eres la luz que me reanima alumbrando mi cuerpo de amor sediento,
me llena tu presencia y me reactiva tu olor, ahora estoy contento...

Me inclino ante tu belleza, y tus palabras hacia mí sinceras,
eres una dama como pocas, en una mezcla que envenena,
dulce como la fresa, y picante como las tuneras,
pero al fin y al cabo, perfecta como la primavera...

los jardines a tu alrededor florecen candorosos, pero al instante pierden su fulgor,
pues las flores palidecen de envidia al ver que tu belleza las supera sin excepción,
caen moribundas como si se inclinasen a tu paso, todo como en una espectacular procesión,
finalmente vuelven a tomar color y levantarse tras de ti, a su natural posición...

Pasa un día y otro, y no hago más que quererte con más airosidad,
no te olvido ni en los entrenamientos, tendré que serenar mi mente, ¡qué dificultad!
vamos "pequeño", ¡tú puedes! pero en seguida, tú recuerdo a mí vuelve con celeridad,
es misión imposible, me rindo ante la realidad,
tu recuerdo en mí anída, no lo puedo evitar...

Sé que no debo pensar en ti de otra manera que no sea una relación amistosa,
pero aunque intento mantener la "distancia", mi deseo de ti me traiciona,
sé que debo respetar lo que no es mío pero, es una realidad que me distorsiona,
pero no te preocupes que, terminaré aceptando mi derrota: así...funciona.

2 comentarios:

  1. Es un poema de un amigo mio, Luis, muchas gracias por compartir tu poema conmigo, la verdad que me encanto y quise compartirlo =)

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